Mi querido José,
Cómo estás ? Todo bien en
la vieja Buenos Aires ?
Te escribo desde Salta, llegué
hoy después de un viaje maravilloso en tren. El día fue muy largo, tuvimos que
ir a la estación a las cinco de la mañana porque la salida estaba prevista a la
cinco y media. Nos levantamos en la noche, buscando nuestra ropa en la oscuridad,
los ojos todavía no totalmente abiertos… Me hizo pensar en nuestra infancia, cuando
íbamos de vacaciones con mis abuelos, te acordás?
Yo sé que te habría
encantado el recorrido. Primero, por los paisajes tan típicos del norte de
nuestro lindo país, los pueblitos escondidos en las nubes, los claroscuros de
la montaña… pero también, por lo que vivimos en el tren mismo ! Un quilombo ! En
cada parada subían los aldeanos para vender sus productos. Allá comí una
empanada…. Mmmh ! Solo hablarte de eso me da hambre ! No sé lo que le habían
puesto adentro, pero solo mamá sabe hacer unas tan ricas, te juro! También, tuve
que probar una especialidad de la zona: el té de coca! Sí, sabías José… La
altura te vuelve loco !! Tenía un dolor de cabeza…. Solo el té me ayudo….
A vos que te gusta la contemplación
del mundo, tenés que ir a hacer ese recorrido. Es mágico! Te recomiendo que
vayas con tu novia, ella va a flashear! Cuando tomen el tren, no olviden llevar su
cámara porque el paisaje es increíble!
Me sentí como una turista
en mi propio país, mirando por la ventana con mis ojos de nena! Tu que tienes
un espíritu romántico y un gusto por la poesía, estoy convencida que vas a
enamorarte de ese recorrido. Te hace sentir viajero de verdad. Te saca del
ritmo infernal de nuestras vidas. Te enseña la lentitud… la contemplación. Andá José, andá !! No podés dejar de vivir eso ! Si fuera vos, a penas leyera esa
carta, prepararía mi mochila!
Si tuviera el dinero, me quedaría
acá por meses!
Te sugiero ir ahorita José, es la mejor época!
Pienso regresar a Buenos
Aires en un mes. Te extraño mucho mi loquito.
Te mando un beso de ocre y de sol.
Elsita

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